
De nuevo con vosotros.
Y en esta ocasión regreso agradecido y contento.
El 16 de julio de 2018 se publicó en la edición impresa de La Vanguardia (LV) un artículo titulado “Cada minuto, cada segundo…” firmado por Susana Quadrado, a partir de una entrevista que tuve la suerte de mantener con ella unos días antes. Dicha entrevista no hubiera sido posible sin la ayuda y acompañamiento de mi osteópata, fisioterapeuta y amigo. Me refiero a mi ángel de la guarda, a un magnífico profesional, a Iván Crespo.
Iván ha tenido la generosidad de escribir su visión de lo que ocurrió ese día para compartirlo y de esta forma complementar las reflexiones que yo ya hice sobre dicha entrevista y articulo.
Espero que os guste tanto como me ha gustado a mí.
Iván, haces que el mundo sea mejor, y lo haces constantemente. La mitad del semáforo verde de ese día era y es tuyo. Muchas gracias por cuidar de mí.
—————————————————————————————————————————————-
El otro lado: “Minuto a minuto, segundo a segundo….” (por Iván Crespo Cuevas)
Una vez leí la gran importancia de adoptar nuevas rutinas para cambiar viejos hábitos y exponernos a sueños maravillosas que podemos descubrir. Sin duda, mi vaso de agua tibia con medio limón exprimido y jengibre es una de esas cosas que le levantan a uno el ánimo y lo preparan para los avatares del día. Y ese día, señores, se presumía duro, pero no hubiera podido imaginar lo que me tendría preparado, aquí va minuto a minuto el resumen de un día épico:
08:00 de la mañana, con mi energía a tope, me dirijo hacia el domicilio de Artur, dispuesto a trabajar con él y a ponerlo en modo ON. Artur es uno de mis pacientes más aplicados, fue diagnosticado de Parkinson hace casi 5 años, una enfermedad crónica degenerativa, que en la actualidad no tiene cura. Pero volvamos al relato, una vez detrás de la puerta de entrada de su casa, escucho como se acerca, ¿arrastra los pies, si o no? me pregunto. Para mi es muy importante este momento, porque me da mucha información de como esta su estado energético. Si arrastra el pie izquierdo, significa que el Parkinson hoy le está ganando la partida, pero este día, las cosas parece que van bastante bien, Gracias a Dios!!, porque llevamos varias semanas muy duras, debido a las altas temperaturas. El Parkinson dificulta la adaptación termorreguladora de Artur, aumentando su sintomatología, como el cansancio extremo, la ansiedad, la angustia, taquicardias, sensación de desmayo y mucha intranquilidad mental.
Perfecto, nos subimos en la cinta de caminar y empezamos a configurar su sistema nervioso, utilizamos técnicas neuroasociativas integrando en él, un movimiento motor limpio, ágil, flexible, CON RITMO.
Al acabar los 20 minutos caminando sobre la cinta, los dos estábamos expectantes por poder comentar nuestra próxima hazaña, habíamos conseguido un reportaje en La Vanguardia ambos estamos expectantes por darle voz, no a la enfermedad, si no a la esperanza de superarla. Nos espera un día diferente! Pasamos a la camilla, trabajamos para ayudar a normalizar al máximo su tejido, movilizando cada una de sus articulaciones, equilibrando su sistema nervioso y potenciamos al máximo su vitalidad y POR FIN!! consigue relajarse.
09:10 me despido de él para irme a pasar visita a la clínica, y quedamos en vernos en tres horas.
Primer reto del día, yo no tenía a mi disposición el coche familiar, mi mujer se lo tenía que llevar a trabajar, así que, solo teníamos el coche de Artur, un coche automático que aún no había tenido el privilegio de conducir! Así que le digo a Artur con una sonrisa pícara: “No te preocupes Artur, porque no tenga coche, si quieres llevo yo el tuyo, y tú vas tranquilo de copiloto”. Pero, me salió mal la jugada! Sin duda menosprecié la increíble capacidad de Artur, pues para mi sorpresa, me contesta alegremente: “No, no!!! conduzco yo!” Intento hacerle dudar, conducir en sus condiciones físicas es un gran esfuerzo para él, pero no quiero que note mi preocupación: “Artur, no te fías de mi? que sé conducir tu coche!” A lo que me responde con cara confusa: “Sí que me fío” Le dejo seguir en su propósito; su argumento me gana: “quiero conducir, quiero retarme, quiero ver si soy capaz de hacer algo que parece imposible, si vienes a mi lado me genera confianza” No pude hacer más que contestarle: “pues VAMOS!!! además será un buen momento para buscar, trabajar y entrenar estrategias y habilidades para poder liberar aquellas tensiones que se pueden generar durante la conducción”. Y fué en este instante cuando empezó el segundo reto del día.
12:00 Intento ser el máximo de puntual posible ya que si no, sé que Artur se pone nervioso. Llego a la hora, y ya me lo encuentro subido en el coche… estoy alucinado, hoy no deja de sorprenderme. Entro al coche, me mira y me dice: “¿Qué… nos vamos? ” enciende el motor, pone música y aprieta el acelerador.
La verdad que me sentí muy cómodo, cogimos la Autopista C-32 dirección Barcelona, había tráfico denso, pero me di cuenta que la ilusión podía con todo, claramente tenía un objetivo.
Llegamos a la Avenida Diagonal de Barcelona, el coche marcaba una temperatura de 28 grados centígrados, empezamos a buscar un aparcamiento público que estuviera cerca de La Vanguardia. Los dos pensamos que la mejor opción sería el del interior de “El Corte Inglés”, ya que así podríamos aprovechar el aire acondicionado del mismo y eso nos ayudaría a tener mayor adaptación de la temperatura corporal y por lo tanto nos ayuda a economizar su energía. En Artur es muy importante este concepto (economización energética), debe utilizar su energía con aquello que realmente es necesario, y no gastar más de la que se pueda permitir.
Aprovecho este momento para hacer mención a la importancia de tener la tarjeta de discapacidad con afectación en la movilidad en estos casos tan necesarios, para poder dejar el coche en un espacio ancho, donde puedas abrir la puerta en su totalidad y en caso de que fuera necesario poder ayudarle a bajar.
El consumo de energía de Artur por conducir, hace que su habilidad motriz se reduzca, me bajo rápido, le abro la puerta con dificultad por la columna del aparcamiento y decido ayudarle a bajar.
Subimos por las escaleras mecánicas hasta la primera planta de “El Corte Inglés”, buscando siempre la ayuda del aire acondicionado, hacemos una primera parada en la sección de zumos, para coger un zumo verde, ya que nos dará un plus de energía poder mantener el Parkinson a raya.
13:00 Por fin llegamos a la planta de La Vanguardia, Artur está nervioso, pero al mismo tiempo activo, motivado; se le notan las grandes tablas que le generaron su antiguo trabajo como auditor.
13:20 Llevamos 30 minutos de reunión, donde Artur está explicando una breve historia de la trayectoria de su vida, voy observando que a medida que va pasando el tiempo su energía va bajando y va adoptando una posición totalmente comprimida y cerrada, su patrón respiratorio va bajando, su tensión va aumentando, la voz se va apagando…el Parkinson nos está ganando terreno. En ese momento mi diálogo interno me plantea si decirle o no lo que podríamos hacer para poder salir de ese estado, me hago valiente, pues prima más la salud de Artur que todo lo de alrededor: “Te importa si te aconsejo para aumentar la energía? Artur me contesta con un aplastante “Sí!!” Perfecto, empecemos: “abre tus hombros, vertecalízate, busca la línea media, moviliza tus hombros, abre y cierra las manos repetidamente, respira, tómate un par de sorbos de zumo verde”, Artur me mira agradecido, ha conseguido reactivarse y podemos continuar con la entrevista.
14:15 Susana Quadrado, la periodista y redactora en cap de LV, que tuvimos la suerte que nos entrevistara, se portó como una campeona con nosotros; no nos pudo asegurar si el artículo podría publicarse, pero la verdad es que para nosotros había sido ya una rotunda victoria el hecho de haber llegado a Barcelona, y haber mantenido al Parkinson tanto rato arrinconado.
Al salir del edificio de La Vanguardia, Artur está agotado, todo el esfuerzo mental y físico empieza a pasarle factura, camina con cierta dificultad, toda su energía está en los pies, cada paso para él es como si tuviera que levantar una losa de hormigón del suelo. En esos momentos es cuando más tengo que ejercer de apoyo, no puedo fallarle: “Artur ahora tenemos una oportunidad para trabajar lo que venimos haciendo, volver a elevar tu energía y volver a bloquear al Parkinson, ¿estas dispuesto?”
Sigo sin acostumbrarme a ese empuje suyo, él siempre está dispuesto a trabajar. Empezamos a marcar un patrón de movimiento ayudando a reprogramar de nuevo su sistema nervioso, buscando la verticalidad de la postura levantamos los brazos, abriendo y cerrando manos, conectamos nuestro esternón, dos milímetros son los que marcan las diferencia. Al principio, mi amigo actuaba con vergüenza, claro! íbamos por en medio de la Avenida Diagonal de Barcelona! pero cuando empezó a reconocer el cambio y la libertad que se generaba en su cuerpo, le dio totalmente igual. De repente se volvió a activar su vitalidad y esto le dio un plus de energía para poder completar el camino hasta el aparcamiento.
14:40 Salimos dirección a Castelldefels, y como no, Artur vuelve a conducir su coche. “Alucinante!!” En ese mismo instante, me di cuenta de lo que había hecho. Artur era como una especie de super héroe, ganador de una importante batalla y me sentí muy agradecido de haber pasado toda la mañana con él y haber podido mantener el Parkinson a raya (me encanta!!).
Pasados los días desde aquella hazaña, pienso en su ejemplo de vida hacia los demás, Artur una vez más me demostró la gran capacidad que tuvo para cambiar y darle la vuelta a las circunstancias, yo lo llamo “el efecto camaleónico”, de hacer de lo imposible algo posible, de alcanzar aquello que se propone, sin rendirse, sin importarle la dificultad que pueda encontrar.
Y es que no hace mucho vi una película que alteró, de manera significativa…y definitiva, mi umbral de sensibilidad hacia las personas que, como Artur, luchan cada día por dar un paso más en sus vidas. Y no hablo de un paso de los de “cambiar de trabajo” o “tener un hijo”…hablo de un paso literal, señores. Relata, con una exquisita sensibilidad y aplomo, la historia real de Ramón Arroyo, una persona con ELA, y cómo su fuerza de voluntad le lleva a conseguir un Ironman después de ser diagnosticado, pues fue el propio diagnóstico el que le dio alas para poder lograr tan inmenso logro. De esta película, se desprendió una canción de Amaia Montero, como BSO, titulada “100 metros”, los que hacen falta para caminar y saber que sigues vivo, que puedes lograrlo.
Y es que Artur, bien podría ser el indiscutible protagonista de esta historia, pues consigue cada día, tal y como les he contado en este relato, que su corazón, sus músculos, sus pulmones, sigan a su espíritu, su mente a su fuerza de voluntad, y su fuerza de voluntad…….a sus ganas de vivir.
Si no han visto la película véanla, si no han escuchado la canción, escúchenla…pues les aseguro que al igual que esta historia, no les dejará indiferentes. Y es que la vida está para llenarla de experiencias, sobre todo de aquellas que nutran nuestra alma, y la eleven hacia ese amor incondicional que sentimos cuando ayudamos a los demás a ser un poco más felices.
Quisiera despedirme parafraseando un sabio proverbio chino “No puedes cambiar el viento, pero sí puedes cambiar la dirección de tus velas”.
Gracias Artur por enseñarme a no rendirme. Este relato es por y para tí, amigo.
————————————————————————————————————————————–
Este post va especialmente dedicado a todos aquellos que están sufriendo por cualquier causa y siguen luchando, sin mirar atrás y siempre mirando hacia delante, mirando con esperanza y, en la medida de lo posible, con ilusión.
Hasta pronto
Necesitamos tus consejos. No has pensado en una web o un blog donde podamos acudir s ponerno en on. Gracias. <la peli es bestial, ,està en netflix
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Carles !! Tomo nota…. Un saludo
Me gustaMe gusta
Artur, gracies per seguir lluitant, gracies per compartir-ho.
Me gustaMe gusta
Gràcies !!! Una abraçada
Me gustaMe gusta
I gracies a Ivan, per estar al teu costat i fer-te trencar motllos.
Me gustaMe gusta
Els pessimistes es queixen del vent, els optimistes esperen el canvi de direcció i els que tenen els peus a terra, ajusten les veles. Artur n’és un d’aquests.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Una abraçada molt gran, Biel !!!!
Me gustaMe gusta